martes, 22 de julio de 2008

Curiosidades y Anécdotas del Protocolo

"Nunca ser un anfitrión tacaño"...
Cuando se actúa de anfitrión, hay que ser generosos ofreciendo alimentos y bebidas en cantidades suficientes para que los invitados queden satisfechos.
En una ocasión, Rossini, fue invitado a casa de una distinguida señora, la cual era conocida en toda la ciudad por su tacañería. Servía raciones mínimas a todos los invitados, los cuales la mayoría de las veces se quedaban con hambre.
Tal fue el caso el día que fue invitado Rossini. Al terminar la cena y llegar la hora de las despedidas, la señora de la casa expresó a Rossini el deseo de volver a cenar con ella lo más pronto posible, a lo que Rossini, con gran ironía, respondió: "Por mi señora, ahora mismo, sino le importa".


"La derecha, una cuestión de educación..."
De las muchas anécdotas que se dan en los más diversos ámbitos sociales esta destaca por su sencillez y, a la vez, efectividad.
Allá por el año mil setecientos y pico se empezaban a construir en Madrid las primeras aceras, pues anteriomente a estas obras era todo calzada. Pero surgió el problema de que esta nueva construcción era un poco estrecha para los viandantes acostumbrados a caminar y pasear con amplitud.
Surgía el planteamiento, nuevo, del encontronazo. ¿ Quién cedía el paso en el caso de encontrarse varias personas en una acera y circulando en direcciones opuestas ?. ¿ Cedía el de la derecha o el de la izquierda ?.
Esta cuestión preocupaba tanto al Corregidor de la Villa de Madrid, el Marqués de Vadillo, que decidió hacer una consulta al Rey Carlos III, con la intención de publicar un bando haciendo referencia a tal cuestión.
Hecha la consulta, el Rey le contestó lo siguiente: "Publica que debe ceder la acera el que tenga mejor educación". Esta ingeniosa respuesta encierra mucha sabiduría. Y es aplicable a muchas situaciones que no solo tienen que ser un "encontronazo" en una acera.
En muchas ocasiones nos obstinamos en hacer algo que nos corresponde o en ubicarnos en algún lugar determinado, obviando que esta obstinación puede ser un detalle que hable sobre nuestra educación. Y a los hechos nos remitimos, conociendo todo el mundo situaciones de este tipo ( y más aún, las personas que se dedican al mundo del protocolo y las relaciones públicas; a veces tener mucho rango social o un buen cargo, no significa tener muy buena educación).

"Jamás ridiculizar a un invitado"
"En el transcurso de un almuerzo oficial, uno de los invitados que no había visto un lavafrutas en su vida pensó que el bol con agua que le habían colocado junto al plato era para bebérselo y, ni corto ni perezoso, se lo bebió, ante el asombro de los comensales que compartían mesa.Alfonso XIII se percató de lo ocurrido y, de inmediato, cogió su bol y se lo bebió de un tirón. Ante el gesto del Rey, el resto de los invitados, sin mediar palabra, tomaron el lavafrutas e hicieron lo mismo que el monarca".Esta es una muestra estupenda de la buena educación y de como responder ante situaciones imprevistas y "cubrir" a un invitado en vez de ridiculizarlo.

1 comentario:

Byte dijo...

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